A los 21, en un partido de balonmano noté cómo la rodilla se me quedó clavada en un contrataque y oí un chasquido. Luego siguieron las visitas médicas, la incertidumbre, el diagnóstico (ligamento cruzado anterior roto), la operación y meses de rehabilitación. Hace unas semanas, en la grada de un campo de fútbol en Vic, se me aceleraron el pulso y los recuerdos cuando vi cómo te caíste en una carrera por la banda y te echaste le mano a la rodilla. Vega, a los 15 es una mierda oír ese chasquido y perderte tantas cosas. Como los partidos con tu equipo, el campeonato de España con la selección de Aragón, viajes. Ahora que te quedan unos días para pasar por el quirófano, te pedimos paciencia y te decimos que volverás más fuerte. A tu edad el tiempo se vive en presente. Tienes todo el derecho a enfadarte, aunque no lo haces. Te arropan tus compañeras, tus entrenadores y todas las que han pasado por esto. Por cierto, ¿por qué no se toma más en serio esta lesión que afecta a tantas futbolistas, cada vez más jóvenes? ¿Por qué no se estudian más las causas? ¿Por qué afecta mucho más a las mujeres que a los hombres? ¿Por qué no se hace más trabajo de prevención?
Ahora, con la perspectiva del tiempo y la edad, te digo que aquellos meses pasaron rápido. Que después volví a jugar a balonmano, monté un equipo de fútbol sala con amigas, corrí maratones, escalé montañas. Me queda una cicatriz para presumir y contar batallitas. Tranquila, paso a paso. El fútbol te estará esperando, como a Andrea, Lucía, Sara, María, Isabel, Irene, Salma, Maite, Alexia…