Hoy es sábado y toca partido de fútbol de las chicas. También es un sábado especial y nos toca reflexionar, dicen. No le veo mucho sentido a las jornadas de reflexión previas a los días de elecciones. Como tampoco le veía mucho sentido a estas elecciones, las cuartas en cuatro años. Creo que las campañas son un teatrillo prescindible, una pérdida de tiempo y de dinero. Echo en falta un verdadero debate político en la sociedad de forma permanente, no solo durante 15 días o, como esta vez, una semana.
Pensaba que estas elecciones serían una repetición con ligeros cambios de las de hace siete meses (victoria del PSOE, ascenso del PP, sin mayorías claras, nuevo bloqueo político y necesidad de pactos). Tengo mi voto decidido desde hace días, desde el 28 de abril. Pensaba ir a votar mañana con desgana y hartazgo. Siempre voto, nunca he dejado de votar ni he optado por la papeleta en blanco. Antes vivía la política con más ilusión y esperanza. No sé si será cosa de la edad, de la mediocridad de nuestros líderes políticos, de la sociedad líquida. En los últimos días siento un enfado creciente y una gran responsabilidad. Ahora creo que nos jugamos mucho. Me dan miedo los discursos racistas y sexistas, la intolerancia, las mentiras descaradas que quedan impunes y siembran odio.
Hoy es sábado, día de partido, de recados domésticos, de leer, de pasear, de ir a correr abrigada, de ver una película. Sería un buen día para ir al cine a ver ‘Mientras dure la guerra’. O para volver a ver en casa con una mantita ‘Good Bye, Lenin!’ y recordar la historia del Muro de Berlín. Para ordenar fotos de aquel viaje a Alemania. Para repasar nuestros álbumes familiares y soñar con viajes futuros.
¡Feliz día de reflexión!