Magdalenas y mestizaje en San Pablo

Durante varios años viví en el barrio de San Pablo o El Gancho de Zaragoza. Primero, en un cuarto sin ascensor en la calle Las Armas, 34 metros cuadrados, al lado del Mercado Central, un lujo. Me gustaba asomarme al pequeño balcón y ver los tejados, las antenas, la gente que pasaba, las historias, los gatos. Después, con Chema y Lara en la calle Predicadores, frente al almacén de patatas y a la Fábrica de galletas Villacampa (donde hacen las mejores magdalenas que he probado nunca). Me gustaba el ambiente de barrio, la gente en la calle, las tiendas de toda la vida y los nuevos negocios de inmigrantes. También era un barrio de solares y calles sucias. Y a veces salíamos en las noticias, como aquella vez que uno persiguió a otro con un arco con flechas por la calle Las Armas hasta que los detuvo la Policía.

Nos mudamos a otro barrio (la Jota), cuando vinieron las mellizas y el piso se nos quedó pequeño.

A veces vuelvo de paseo, y saludo a Mari Carmen, la farmacéutica, o compro magdalenas, o voy a ver a mi frutero del Mercado, o simplemente me dejo llevar por las callejuelas. Han abierto un par de bares de tapas al lado de mi primera casa. Sigue la pequeña tienda de periódicos en la esquina de Broqueleros y San Pablo. Falta poco para que la mujer quede sepultada por la montaña de periódicos y revistas viejos. Este fin de semana he vuelto para ver la Carrera del Gancho, una iniciativa cultural y social que durante un fin de semana al año (y van ocho) llena el barrio de músicas, pasacalles, disfraces y talleres. Veo al barrio cambiado, un poco más limpio, con menos agujeros y más ilusiones. En varios solares antes abandonados ahora crecen huertos, pistas deportivas o lugares de encuentro, gracias al programa estonoesunsolar. La enorme manzana de desidia entre Las Armas y Casta Álvarez se ha convertido, por fin, en lo que los vecinos habían soñado: viviendas sociales, locales comerciales a punto de abrir, una plaza y un escenario para actuaciones musicales.

Me siento orgullosa de haber sido vecina del barrio.

La torre mudéjar de San Pablo se alza entre casas y ropa tendida.

Nueva plaza junto a la calle Las Armas.

4 comentarios

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4 Respuestas a “Magdalenas y mestizaje en San Pablo

  1. lara

    Me gusta leer tus pequeños relatos. Veo que has venido con fuerzas de las vacaciones y lo actualizas mucho… besicos

    • Carlos

      SON HERMOSOS TUE RECUERDOS COMO ASI TAMBIEN LO SON TUS RELATOS. SIGUE ASI, UN FUERTE ABRAZO PARA TODA LA FAMILIA.
      Carlos Figols
      Buenos Aires – Argentina

  2. tendré que ir a probar esas magdalenas…mola la vida de barrio y tus recuerdos

  3. Chema

    ¡Como olvidar Las Armas y, sobre todo, el Arpa!

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